La
escala numérica utilizada en el mini-CEX permite discriminar diferentes niveles
de experiencia clínica. Para esto, los evaluadores realizan abstracciones
utilizan conceptos y percepciones acerca del desempeño del alumno en situación
de evaluación formativa con la herramienta mini-CEX.
La instancia de evaluación
formativa es primordial tanto en alumnos de grado como en residentes. Aun teniendo
una gran sintonía respecto de lo que hay que observar en forma directa en el
proceso de evaluación, siempre resulta difícil decidir cuándo un alumno se
encuentra en condiciones para atender un paciente sin necesidad de supervisión
clínica (directa o indirecta). Esto ocurre por varios factores, por ejemplo a
la complejidad de la evaluación del rendimiento y a que el rendimiento clínico
es contexto específico.
Un
enfoque diferente mejorador en cuanto a la escala de medición numérica permitió
reconocer la necesidad de utilizar una escala de medición basada en un juicio
global del evaluador (escala global con niveles de experiencia clínica y
autonomía). (Crossley
J. Medical Education 2011; 45: 560–569) En esta escala es fundamental
el nivel de autonomía, como el nivel de independencia en el desempeño que puede
lograr el alumno ya que puede determinar el grado de eficiencia adquirida en
los distintos componentes de competencia clínica.
En
la práctica docente clínica diaria se pueden reconocer factores que podrían
otorgar mayor o menor autonomía en el alumno:
- Facilitan una mayor autonomía del alumno cuando el docente evaluador muestra respeto por el alumno; orienta, motiva y acompaña siempre considerando el nivel de experiencia exhibido por el alumno. Demuestra honestidad en el mensaje y conducta profesional humanitaria en diferentes escenarios clínicos. Estimula la confianza del alumno y fomenta habilidades de comunicación, organización y eficiencia en la historia clínica. Reflexivo sobre el comportamiento y atento a la retroalimentación constructiva.
- Desalientan la autonomía del alumno si el nivel de competencia clínica del estudiante es aún muy básico (y no se reconoce), o si el alumno no se siente seguro. Actuación con casos clínicos muy agudos o con nivel de dificultad elevado. Percepción del alumno acerca de relaciones conflictivas entorno de los integrantes del equipo de salud (tensión, celos profesionales entre colegas, tensión por cuestiones de autoridad en diferentes espacios físicos). Desconocimiento o elevada complejidad de tareas específicas y falta de actitud profesional. Escaso entrenamiento previo a través de la observación directa del alumno en la evaluación formativa del desempeño clínico.
No
existe una forma única de evaluación del rendimiento clínico dada la
complejidad de la misma. Decidir cuanta autonomía alcanza el alumno es una difícil
tarea docente en la que el enfoque evaluador basado en un juicio global aparece
como una mejora de las herramientas de evaluación formativa y su producto.
José
Gómez
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